En esta entrada reflexionaremos sobre
el tema de la mujer en el Romanticismo a partir de El estudiante de
Salamanca, de José de Espronceda, y un cuento romántico: La peña
de los enamorados.
Empezando por El estudiante de
Salamanca, encontramos un tema recurrente que es el del burlador, que
también podemos reconocer en Don Juan Tenorio de Zorrilla, y en La
Regenta de Clarín. El burlador suele ser un hombre relativamente
joven y apuesto, que no acepta más normas que la suya propia,
escéptico en cuanto a Dios y a los seres sobrenaturales y que va
construyéndose una larga lista de conquistas. El burlador -Félix de
Montemar en este caso- suele ser que se relaciona con lo diabólico y
que solo se arrepiente de sus errores una vez que sabe que no tiene
más destino que el de la muerte.
Ahora bien, la mujer que se convierte
en el próximo objetivo de Félix de Montemar se llama Elvira, y se
describe como una chica ilusa e inocente que cae en las redes del
seductor, creyendo en el amor eterno, a pesar de que Félix solo la
quiere para pasar el rato. En el texto se insiste en la pureza del
amor que ella siente. Se describe el proceso de cómo Elvira se ve
presa de la enajenación que es fruto de pasiones que han alborotado
su alma.
La mujer, como vemos, es una figura
patética que es seducida sin remedio y cae presa de un amor que la
va a llevar al desastre. Siempre son mujeres puras de sentimiento y
ejemplares.
Veamos ahora el cuento.
La peña de los enamorados, que
apareció en la revista Semanario Pintoresco Español, trata la
leyenda de por qué la mencionada peña de Granada se llama de esa
manera. La historia cuenta que un cristiano y una musulmana huyen por
amor, ya que sus religiones no les permiten estar juntos. Pero,
cuando el padre de la muchacha los persigue, a sabiendas que su amado
morirá y que ella sufrirá por ello, deciden arrojarse juntos desde
un peñasco.
Es un cuento muy descriptivo, contado
en tercera persona y con un tratamiento temporal cronológico. Vemos
que, como en El estudiante de Salamanca, los temas principales (muy
comunes en el Romanticismo) son el amor y la religión. En este caso,
el amor de la mujer es sinceramente correspondido, y ese final
trágico se da de una manera diferente. También ambos mueren, pero
lo hacen por amor y por “voluntad propia”. Mientras que en El
estudiante de Salamanca, Elvira muere de pena por el abandono de
Félix de Montemayor. Nos damos cuenta de que una vez más los
sentimientos puros de la joven son los que le llevan al desastre, sin
poder alcanzar el final feliz que tanto había anhelado y creído que
tendría.
Virginia Jiménez Delgado
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