martes, 20 de mayo de 2014

Don Juan Tenorio




Clemente Dios, ¡gloria a Ti!
Mañana a los sevillanos
aterrará el creer que a manos
de mis víctimas caí.

Mas es justo; quede aquí
al universo notorio,
que pues me abre el purgatorio
un punto de penitencia,
      
es el Dios de la clemencia

el Dios de DON JUAN TENORIO.

 
Tenemos aquí los versos con los que se cierra la obra de Don Juan Tenorio, de Zorrilla. En esta entrada analizaremos el final de este drama romántico.
Después de cinco años exiliado por su crimen, don Juan vuelve a Sevilla y descubre que la antigua casa de su padre ha sido convertida en un panteón donde han sido enterradas las víctimas de su hijo. Allí están las tumbas de don Luis, don Gonzalo y la misma doña Inés, que murió de tristeza al verse abandonada por su amado. La sombra de esta se le aparece en el cementerio para anunciarle que por su amor puro, Dios le ha dado la oportunidad de salvar a don Juan y llevarle con ella o perderse con él en el caso de que el amado actúe mal.




DON JUAN
(Fascinado.)
¡Yo estoy soñando quizás
con las sombras de un Edén!
375


SOMBRA
No; y ve que si piensas bien,
a tu lado me tendrás;
mas si obras mal, causarás
nuestra eterna desventura.
Y medita con cordura
380
que es esta noche, don Juan,
el espacio que nos dan
-244-
para buscar sepultura.

  
Centellas y Avellaneda se presentan entonces en el panteón y don Juan recupera la compostura, fingiendo no creer en lo que ha visto y no temer a los fantasmas. Y como prueba de ello, invita al alma de don Gonzalo a cenar a su casa. Lo que no se espera el protagonista es que la estatua del susodicho se va a presentar en su casa para darle un escarmiento. Centellas y Avellaneda se desmayan al ver aquel acto sobrenatural, y al despertar piensan que ha sido una burla de don Juan, y este a su vez, no queriendo creer la verdad, piensa que sus amigos le están tomando el pelo y los reta a muerte.
A continuación se cambia de escena, sin poner final a la anterior, por lo que no podemos saber cuál es el desenlace del duelo. Don Juan se encuentra de nuevo en el cementerio, donde vuelve a ver la estatua de don Gonzalo rodeado de espíritus que, según él, están esperando para darle su castigo. Entonces, don Juan ve pasar su propio ataúd, y se da cuenta de que está muerto: ha sido asesinado por Centellas. Gonzalo está dispuesto a llevárselo, pero interviene la sombra de doña Inés que salva su alma con su amor, y se lo lleva con ella.
Los temas principales de la obra son el amor, el honor y la religión. Lo más destacado es el tópico del burlador, un personaje comparado continuamente con el diablo, que ni cree en los castigos de Dios ni entiende de normas y lo único que busca es diversión, acrecentando su fama y su honor con retos, luchas y conquistas.
En este caso, el burlador llega a caer en su propia trampa enamorándose de su nueva víctima, doña Inés. Pero como en la historia de Pedro y el lobo, el padre de su enamorada, conocedor de sus continuas mentiras, no cree en su arrepentimiento ni aunque se arrodilla ante él. Don Juan, entonces, mata a don Gonzalo y a don Luis, diciendo que han sido ellos los que han provocado su perdición, pues él estaba dispuesto a arrepentirse.
En las últimas escenas, don Juan parece arrepentido de todo lo que ha hecho, aunque no lo demuestra delante de sus compañeros, mostrándose arrogante ante la figura de Dios. Finalmente, pide misericordia cuando ve que su destino es el infierno, y Dios se apiada de él gracias a doña Inés, que había dado su alma para salvarlo.

Virginia Jiménez Delgado
 

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